Los arroyanos vuelven a visitar el cementerio durante el Día de Todos los Santos
Como cada año, el primero de noviembre es un día de nostalgia y de recuerdos, e sun día para visitar el cementerio y para que los que viven fuera vuelvan a casa para hacer esa visita y después recordar con los familiares y amigos tiempos pasados compartidos con los que ya no están con nosotros.
Desde hace varios días, los arroyanos han estado acercándose al cementerio para limpiar y arreglar las tumbas de esas personas que, aunque ya no están, no se olvidan, pero es hoy cuando el camposanto, como cada año, recibe el mayor número de visitas.
Ni el viento ni la lluvias de los días anteriores ha impedido que las tumbas lucieran las mejores flores y, auqneu el día amaneció lluvioso, a media mañana el cielo dio una tregua para que esa visita pudiera volver a producirse para volver a cumplir con una de las tradiciones más arraigadas, la celebración del Día de Todos los Santos.



A pesar de la lluvia de las primeras horas, no han faltado visitantes en ningún momento, si bien ha sido a partir de media mañana cuando, pudiendo cerrar los paraguas, se ha acercado el mayor número de personas, muchos andando, pero la mayoría en coche.


Así, con un aparcamiento lleno y multitud de coches aparcados en las cunetas, un gran número de personas ha vuelto a pasear entre las distintas calles del recinto, muchos con flores en las manos, otros limpiando la lluvia que ha mojado las lápidas y otros conversando y recordando momentos con familiares, amigos y vecinos al leer los nombres en sus lápidas.
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