Autónomos arroyanos.

Los autónomos cuentan su calvario

Salvo el sector de la alimentación, el resto de los negocios sufren una crisis sin precedentes

Ana Isabel Padilla Macías

Arroyo de la Luz

Miércoles, 10 de febrero 2021, 10:35

2020 fue el año del coronavirus y 2021 no ha empezado mucho mejor. Salvo algunas excepciones, los autónomos arroyanos no están pasando buenos momentos. Al contrario, viven un calvario desde que en marzo pasado se decretó el estado de alarma y la localidad sufrió el cierre perimetral durante un mes. HOY Arroyo de la Luz ha hablado con algunos para conocer de primera mano cómo se están enfrentando a esta situación. De todos ellos, tan solo la alimentación salva el ejercicio anterior sin pérdidas y la peor parte, como en el resto de España, se la lleva la hostelería y el comercio, que han tenido que reinventarse e introducirse en el mundo de internet para ganar visibilidad y seguir en contacto con sus clientes.

Cándido Robledo Molano. Sector de la alimentación

«En alimentación no hubo miedo al cierre, el miedo era coger el virus e infectar a tu familia»

Cándido Robledo en su tienda de alimentación. A. I. P.

Cándido Robledo Molado es un arroyano que lleva 45 años regentando una tienda de alimentación, uno de los sectores que no se ha visto afectado por el cierre. Este arroyano nos relata que los momentos más duros en la localidad fueron en marzo, en el primer cierre, cuando se produjo la escasez de algunos productos debido a que algunos proveedores no querían entrar en la localidad, la única de Extremadura con cierre perimetral. En su caso, tuvo que pedir permiso al 112 para poder salir fuera a por mercancía. El sector de la alimentación no ha experimentado pérdidas, al contrario. Cándido señala que incluso en los primeros momentos atendía a personas que no eran clientes habituales, «como no podían salir del pueblo se acordaban que había tiendas pequeñas en la localidad». Además comenzó a repartir a domicilio, sobre todo a personas mayores y gente positiva en Covid que no podía salir a la calle. Aún a día de hoy sigue con este servicio, ya que mucha gente sigue con miedo de salir a la calle. Pasados los primeros momentos, las ventas han vuelto a la normalidad, tras el incremento en los meses de marzo y abril del pasado 2020. «Por suerte en alimentación no hubo miedo al cierre, el miedo era coger el virus e infectar a tu familia pero la alimentación tiene que seguir siempre, comer hay que comer», apunta. Tal y como alude, el mayor problema fue que la situación llegó sin previo aviso y sin tener mercancía acumulada, una situación «agotadora» y para la que nadie estaba preparado, pero que pasados los primeros momentos se fue normalizando.

Luz M. Chaves y Helio J. Pereira. Sector de la hostelería

«Hemos perdido clientes, algunos no han vuelto por miedo y otros faltan»

Luz María Chaves y Helio José Pereira en su bar, cerrado por las restricciones en el momento de la entrevista. A. I. P.

Luz María Chaves y Helio José Pereira son los dueños de L´atrio desde hace casi 7 años, una cafetería-bar en la plaza de la Constitución. Estos dos autónomos arroyanos recuerdan los meses de marzo, abril y mayo como los más duros de la pandemia. En marzo Arroyo se cerró del todo sin garantías de cuándo volverían a abrir, pero pagando los mismos impuestos de antes de la crisis sanitaria. Con los ahorros que tenían y con la ayuda de familiares fueron pagando poco a poco lo que iba llegando. Tras esos primeros meses, el verano supuso una bocanada de aire fresco, además de las ayudas que han ido llegando por parte del Gobierno, la Junta y del ayuntamiento local, con lo que han ido reponiendo lo que han tenido que invertir de ahorros previamente. «No es perfecto pero tampoco es un país rico, pero al menos se ha podido reponer algo», apuntan. Estos dos hosteleros recuerdan a sus compañeros de gremio que lo están pasando peor que ellos, sobre todo los bares de copas, quienes ahora mismo están cerrados del todo. «nosotros estamos cerrados pero trabajamos la cocina con el servicio para recoger, un cierre total va a suponer la ruina de muchas familias». Recuerdan los primeros días de cierre con tristeza. «Luzma se fue de aquí llorando y cuando volvimos volvió llorando por miedo», recuerda Helio. «Hemos perdido clientes, algunos no han vuelto por miedo y otros faltan…». A pesar de todo, ambos coinciden en que si pueden seguir trabajando como hasta ahora podrán salvar el año. «Nuestro miedo es que adelanten el toque de queda, que la gente no pueda venir a por pedidos. En ese caso, o nos pagan el 100% de los gastos o sería imposible seguir».

Santos Terrón Herrero. Sector comercio. Dueño de una mercería

«Con el frio y la lluvia mucha gente no espera las colas para entrar a la tienda y se van sin comprar»

Santos Terrón en su mercería. Cerrada por las restricciones en el momento de realizar la entrevista. Cedida

Santos Terrón Herrero es un autónomo arroyano que lleva 36 atendiendo tras el mostrador de su mercería, la cual atendió su padre antes durante más de 40 años. Sobre el transcurso de 2020 señala que el año entero ha sido «muy malo». A pesar de llevar abierto desde mayo, las ventas no han remontado ni a la mitad de lo que venía facturando, y ya contando con la situación mala de antes de la pandemia. Este arroyano comenta que los primeros meses fueron lo peor por la rapidez con que se produjeron los acontecimientos en la localidad, que las ayudas no llegan rápido pero los pagos hay que seguir haciéndolos, «las ayudas han tardado mucho en llegar, prácticamente han ido llegando ahora, incluso a algunos empresarios no les han llegado». Con respecto a las medidas que han tenido que implementar, en la tienda ha instalado mamparas tanto para protegerse como para proteger al cliente, aparte del hidrogel siempre a mano y el aforo limitado a un solo cliente, otra situación que hace difícil las ventas, sobre todo en invierno, cuando hay que hacer cola en la calle con el frio y la lluvia. «Mucha gente no espera y se va». Para adaptarse a las circunstancias, está vendiendo algunas cosas a través de Messenger, WhatsApp y Facebook, aunque son ventas algo más complicadas tanto por el tipo de clientela, ya que hay mucha gente mayor que no compra de esta forma, como por la naturaleza de los artículos que ofrece, «son artículos que la gente tiene que ver y tocar, la venta por internet es difícil con mis productos. Algo se ha vendido, pero no salva el año».

Estefanía Parrón Sierra. Sector servicios. Estilista

«La semana que nos cerraron el pueblo fue muy dura, se sentía en el ambiente la incertidumbre»

Estefaní Parrón en su peluquería. Cedida

Estefanía Parrón Sierra abrió su peluquería en diciembre de 2019, tan solo unos meses antes de que llegara la crisis sanitaria. Esta arroyana recuerda la ilusión de los primeros días, el miedo a la apertura de un negocio aun cuando la situación económica no era la mejor, pero que con mucho esfuerzo y trabajo fue levantando en esos primeros meses. Incluso se estaba empezando a plantear contratar a algún empleado si todo continuaba de la misma forma, una idea que se vio truncada con la llegada de la crisis sanitaria que golpeó abruptamente a la localidad arroyana, donde todo quedó paralizado en el mes de marzo con el cierre perimetral y cese de toda actividad excepto la no esencial. «La semana que nos cerraron el pueblo fue muy dura, con mucho miedo, la gente cancelaba las citas, se sentía en el ambiente la incertidumbre ante esta situación desconocida». No solo la situación económica ha sido complicada, Estefanía señala especialmente el miedo a contagiar y a contagiarse, con el riesgo además de llevar el virus a casa. Una vez pudo volver a la actividad, las medidas de prevención que tuvo que implementar le supuso también un gasto extra ya que, como señala, desde entonces todo es desechable, además de la desinfección después de cada cliente, un gasto no solo económico sino de tiempo, ya que ha debido espaciar las citas, debiendo reducir por ello también el número de clientes en un día. Con respecto a las ayudas señala que han llegado y que, aunque no haya sido mucho, sí ha servido para poder continuar con el negocio abierto.

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