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Inscripción de recuerdo de las víctimas en el monolito. cedida
El cronista de Arroyo nos descubre un monolito en León con el nombre de un arroyano

El cronista de Arroyo nos descubre un monolito en León con el nombre de un arroyano

Ana Isabel Padilla Macías

Arroyo de la Luz

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Jueves, 20 de junio 2019, 13:38

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El pasado 8 de mayo, Francisco Javier García Carrero, historiador arroyano y Cronista Oficial de la Villa, impartió el Plasencia la conferencia 'Guardia Civil y Lucha contra el maquis en Extremadura'.

La disertación se centró en la lucha encarnizada que durante los años de Guerra Civil, y especialmente durante la década de los cuarenta del siglo pasado, protagonizaron la Guardia Civil 'nueva' y surgida de la conflagración civil, con la guerrilla antifranquista, guerrilleros que pululaban por los montes y sierras extremeñas. Hombres acosados por las fuerzas del orden que, ante la imposibilidad de regresar a casa, no les quedó otro camino que continuar una lucha desigual buscando su pura supervivencia.

Tras la conferencia, y ampliado por su último artículo mensual en el blog de APyF, se ha conocido la intrahistoria de un paisano ya casi desconocido para la mayoría de los arroyanos presentes, la peripecia vital de Eduvigis Orozco Palacín, un arroyano que concluida la guerra civil fue hecho prisionero por las nuevas autoridades franquistas, juzgado en consejo de guerra y encarcelado, pero que en una fuga de película consiguió evadirse de una prisión orensana y enrolarse como tantos evadidos en el maquis.

Fue en los Montes de León donde pasó sus últimos años hasta que fue abatido por la Guardia Civil en la noche del 24 al 25 de febrero de 1949 en las proximidades del pueblo de Ocero (León). Por entonces, el resto de su familia, todos arroyanos, nunca supieron del paradero de Eduvigis, le creían muerto desde poco después de iniciada la guerra. De hecho, su hermano Eliseo, que fue concejal del Ayuntamiento arroyano, murió sin conocer realmente lo que le había sucedido. De toda su familia solo sus hermanas Felicitas y Mercedes conocieron en 2001 lo que había ocurrido con Eduvigis. Lo más importante de esta historia es el recuerdo permanente que la población de Ocero tributa a un arroyano desde el año 2003, cuando levantó un monolito en su memoria.

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