Los curados de la pandemia
Ocho extremeños que han sobrevivido al coronavirus relatan cómo han pasado esta enfermedad, con sus síntomas, sus miedos, sus días en aislamiento o conectados a un respirador y sus secuelas. Entre ellos una arroyana, Maripaz Maya
ÁLVARO RUBIO
Arroyo de la Luz
Domingo, 14 de junio 2020, 09:15
Miguel Ángel, María de la Paz, Manuel, Amadeo, Raúl, Laura, Agustín y María se toparon en el mes de marzo con el coronavirus y se han enfrentado a él en la soledad de una habitación, en la cama de un hospital o conectados a un respirador en la Unidad de Cuidados Intensivos. Con miedo, incertidumbre y en muchos casos sin ser conscientes de la gravedad, han ganado la batalla al covid-19, un 'bicho' que ya ha matado a 511 personas en Extremadura.
Sin embargo, son muchos más los que se han curado. Las altas suman más de 4.000 y hay jornadas que pasarán a la historia por ser positivas en una pandemia llena de letalidad. El 21 de mayo es un ejemplo de ello. Ese día la región pulverizó el tope de personas que superaron el coronavirus en 24 horas al sumar 427.
Tras esos números hay miles de historias con nombre propio. Todas ellas diferentes. En algunos casos, con fiebre, tos seca y hambre de oxígeno. En otros, sin nada de eso y solo con cansancio.
Las secuelas también son distintas. Algunos se recuperan en casa y no se atreven a encender la televisión por miedo a encontrarse una realidad que habla de muertos y contagios. A otros la calle les asusta y están recibiendo ayuda psicológica, mientras que muchos ya han sido capaces de retomar su rutina. Todos han sido víctimas de la pandemia y hoy pueden decir que se han curado.
Miguel Ángel Gálvez | Jubilado en Badajoz (71 años)
«Nos ingresaron el mismo día a mi mujer, a mi hijo y a mí»
Miguel Ángel Gálvez supo el 22 de marzo que había dado positivo en covid-19. «Nos ingresaron con coronavirus el mismo día a mi mujer, a mi hijo y a mí en el Hospital Universitario de Badajoz», recuerda este administrativo jubilado, que pasó la enfermedad junto a su esposa en la misma habitación. «No podía con mi cuerpo, no quería comer, tenía fiebre y no respiraba bien. Incluso me asfixiaba», cuenta. Estuvo ingresado 19 días con una neumonía bilateral, aunque reconoce que no fue consciente de la gravedad hasta que se curó. «Estuve con oxígeno y a punto de entrar en la UCI, pero no lo supe hasta que me dieron el alta y vi el informe», explica Miguel Ángel, que antes de sufrir esta enfermedad ya padecía hipertensión. Agradece la labor de su doctora María José Gamero y de la planta de Neumología. «Cuando entraban en la habitación, solo de ver cómo trabajaban ya me preocupaba», reconoce. Ahora, le están haciendo un seguimiento y solo nota que se cansa más.
Laura Serrano | Gerocultora en una residencia de Badajoz (35 años)
«Fui la primera de la residencia que se contagió y temía haber infectado a los ancianos»
A finales de marzo a Laura María Serrano le dieron una noticia que no esperaba. Esta gerocultora que trabaja en la residencia Nuestra Señora de la Soledad- Hermanitas de los Ancianos Desamparados de Badajoz dio positivo en covid-19. «Solo tenía congestión nasal y un poco de dolor de garganta, pensé que era un simple resfriado», recuerda esta pacense de 35 años que tuvo que estar de baja hasta el 17 de abril. «Fui la primera de la residencia que se contagió y me daba mucho miedo haber infectado a los ancianos. Me sentía culpable y cuando me dieron el resultado no paré de llorar», reconoce. Durante la cuarentena vivió entre la incertidumbre y el miedo. «He necesitado ayuda profesional para poder dormir», cuenta Laura, que ya ha regresado a trabajar.
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María de la Paz Maya | Ama de casa en Arroyo de la Luz (55 años)
«He estado 29 días en UCI y de ellos 19 intubada»
María de la Paz Maya empezó a sentir que no respiraba bien, luego llegaron los 39 grados de fiebre y la llamada al médico. Una ambulancia del 112 tuvo que ir a buscarla a su pueblo, Arroyo de la Luz, el único de toda la región que ya estaba aislado antes de que se decretara el estado de alarma. La trasladaron al hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres con una neumonía y estuvo en la segunda planta un día y medio. «Luego vinieron a por mí y a partir de ahí ya no me acuerdo de nada», explica. «He estado 29 días en UCI y de ellos 19 intubada», detalla. «Cuando desperté solo recuerdo que tenía muchas ganas de ver a mi familia. No podía hablar ni moverme», cuenta. Luego estuvo casi una semana en la Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios. En total, 49 días ingresada. «Lo más difícil ha sido ver morir a la gente y no tener a nadie de mi familia en el hospital», dice emocionada antes de agradecer el trato recibido por parte del personal sanitario. Ahora está haciendo rehabilitación.
Raúl Moreno | Guardia Civil en Badajoz (42 años)
«Estuve 27 días solo en una habitación y entraba en pánico cuando veía la tele»
El 22 de marzo Raúl Moreno tuvo turno de noche y al día siguiente empezó a sentir escalofríos. Se puso en contacto con su destacamento de la Guardia Civil y su superior le dijo que se aislara en su domicilio. Seguidamente le hicieron la prueba PCR y dio positivo por covid-19. «Tuve 39 de fiebre y llamamos al hospital. Luego dejé de tener síntomas y me dieron el alta en el centro de salud sin hacerme ninguna prueba», cuenta Moreno. Sin embargo, el médico del Cuerpo le dijo que tenía que estar aislado 24 días. «Ante la falta de pruebas para ver si era negativo me hice los análisis en una clínica y di positivo». Días más tarde fue cuando le llamaron del Perpetuo Socorro y le hicieron la PCR que dio negativo. Perdió seis kilos y un tiempo que ya no recuperará. Su mujer y su hija tuvieron que irse a vivir a casa de sus padres. «La soledad es lo que peor se lleva. Estuve 27 días en una habitación y entraba en pánico cuando veía la tele. Pasaba el tiempo leyendo y con una bicicleta estática», recuerda este pacense al que no le han quedado secuelas físicas.
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Agustín Carreño | Ingeniero en Badajoz (46 años)
«Estuve 18 días con fiebre y sin prueba positiva me aplicaron el protocolo de covid»
Agustín Carreño empezó el pasado 13 de marzo a sentirse mal y se puso en contacto con el 112. «Me dijeron que esperara por si era una gripe. Me hicieron un test al principio pero di negativo. Sin embargo, estuve 18 días con fiebre y sin una prueba positiva me aplicaron el protocolo de covid», cuenta este ingeniero agrónomo. Estuvo asilado en una habitación tres semanas y le atendieron por teléfono desde el centro de salud. «Cuando empecé con los antibióticos en el día 19 empezó a bajar la fiebre», recuerda este pacense que ahora siente incertidumbre. También está molesto porque después de haber padecido un cuadro así, le gustaría que le hubieran realizado una prueba para confirmar si ha pasado la enfermedad. «Entiendo que mi caso fue al principio de todo, pero noté muchas descoordinación y desconocimiento», concluye.
Manuel Gómez | Enfermero en Mérida (40 años)
«La fiebre desapareció pronto, pero tuve miedo a desarrollar complicaciones graves»
En la madrugada del 16 al 17 de marzo, Manuel Gómez se despertó para beber agua y notó que tenía mal cuerpo. Se tomó la temperatura y tenía 37,6 grados. Esa mañana se puso en contacto con el 112 y comenzó su aislamiento. En ese mismo día le hicieron la PCR y el 18 le dieron el resultado positivo. «La fiebre desapareció pronto, pero tuve miedo a desarrollar complicaciones graves y a contagiar a mi familia, a mis dos hijos y a mis compañeros de trabajo», recuerda este enfermero que sí padeció dolores muy fuertes de cabeza, cansancio, falta de apetito y pérdida de olfato. A él le confirmaron que el 3 de abril había pasado una enfermedad con la que dice que ha aprendido a valorar lo importante, como pasar más tiempo con sus seres queridos. Ahora espera que no se olvide lo sucedido.
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Amadeo Puente | Enfermero del 112 en Plasencia (53 años)
«Teníamos miedo de contagiar a nuestros mellizos»
A Amadeo Puente le diagnosticaron covid-19 a finales de marzo. «Empecé con una sensación de malestar y ligera tos y lo he pasado con paracetamol», recuerda este enfermero, que cree que se contagió durante un traslado a Cáceres. Tanto él como su esposa, que también ha tenido coronavirus, se han aislado en casa con sumo cuidado para no infectar a sus hijos. A los 20 días le hicieron la segunda PCR y dio negativo. «Sentí alivio porque teníamos miedo de contagiar a mis mellizos», afirma. Tras pasar la enfermedad, espera que cale un mensaje: «Hay que potenciar más la sanidad. Si esto vuelve a ocurrir no puede haber falta de protección». Él ya se ha reincorporado a su trabajo y reivindica que la Junta les reconozca la carrera profesional y el 2%. «Se comprometieron a ello y ahora no lo cumplen», lamenta.
María Delgado | Auxiliar de enfermería en Don Benito (43 años)
«Temí por mi vida cuando me ingresaron y vi que mi marido se iba del hospital llorando»
El viernes 13 de marzo ya no pudo ir a trabajar al Hospital de Don Benito. La auxiliar de enfermería María Delgado empezó a tener tos seca y fiebre y el lunes 16 le dijeron que había dado positivo. Su caso se complicó y derivó en una neumonía bilateral. «Estuve ingresada diez días y no podía ni respirar, aunque tuve la suerte de no estar intubada», cuenta. Dice que lo más duro ha sido la soledad. Aún así ella pudo tener a sus compañeros de trabajo cerca. «Temí por mi vida cuando me ingresaron y vi, a través de un cristal, que mi marido se iba llorando», dice esta sanitaria, que lamenta que a su esposo y a su hijo no les hayan hecho la prueba, aunque no hayan tenido síntomas. Ahora se recupera en casa y está a la espera de que le hagan un espirometría porque sigue cansándose mucho. «Me sigue faltando el aire», comenta María, que en ocasiones tiene ansiedad y reconoce que le da miedo salir de casa y que sus familiares se contagien.
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