El PSOE gana en la región pero Podemos rompe el bipartidismo y logra un escaño
Los nuevos partidos le roban 128.000 votos a los dos históricos en la región
ANTONIO J. ARMERO
Lunes, 21 de diciembre 2015, 10:25
Las elecciones del cambio en España, las de la ruptura del bipartidismo, dejan en Extremadura un dato histórico: por primera vez, la comunidad autónoma aportará al Congreso un diputado que no es ni del PSOE ni del PP. Ese logro le corresponde a Podemos, que se ha colado entre los dos grandes y ocupará un asiento en Madrid. Será para Amparo Botejara Sanz (cumplirá sesenta años en unos meses), médico de familia en Badajoz, en concreto en la barriada de San Roque. Ella y su partido ganan un sitio en el hemiciclo y se lo quitan a Pedro Acedo y el PP, que el pasado mes de mayo perdieron la alcaldía de Mérida.
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Los populares ganaron las elecciones de ayer en España, pero no en Extremadura, algo que no sucedía desde 1996, cuando Aznar accedió a la presidencia del Gobierno pese a que en la región, quien más apoyos sumó fue Felipe González . Ni antes ni después había ocurrido eso, que a escala nacional hubiera un triunfador y en la región fuera otro. Es el segundo dato histórico que dejó una jornada electoral que en la comunidad autónoma transcurrió sin incidentes de relevancia, y que como primera conclusión, deja un reparto de fuerzas más plural que nunca.
De los diez diputados en liza en Extremadura, cinco serán para el PSOE, cuatro para el PP y uno para Podemos. De cada cien extremeños que ayer votaron, 36 metió en el sobre blanco la papeleta del PSOE, 35 eligió la del PP, 13 la de Podemos y 11 la de Ciudadanos.
Visto de otra forma: los dos grandes partidos suman el 71% de los apoyos y los otros dos, los nuevos, el 24%. El cinco por ciento restante hasta completar la tarta también deja conclusiones a tener en cuenta: Izquierda Unida pierde la mitad de los votos de hace cuatro años (se queda en 19.488, o lo que es lo mismo, el tres por ciento) y UPyD (2.610 votos ayer) se ve superada claramente por el Partido Animalista (3.383).
Hace cuatro años, Podemos y Ciudadanos no existían, con lo cual, la pregunta es obligada: ¿A quién la han robado los votos en Extremadura? De entrada, a todos, a la vista de los resultados. Pero a unos más que a otros. Al 99,94% escrutado, el PSOE lograba 232.743 votos, que son 13.771 menos que hace cuatro años, mientras que el PP sumaba 225.089, o sea, pierde 114.148. En porcentajes, el retroceso de los socialistas es del 1% y el de los populares, del 16%. Queda claro, pues, que en lo que a Extremadura se refiere, el mordisco electoral de los dos nuevos partidos lo ha sufrido, fundamentalmente, el PP.
Desde un punto de vista más global, la nueva política, como algunos han bautizado a los partidos emergentes, le roba en la región a los dos gran partidos más de 128.000 votos (pasan de 585.751 a 457.832).
La participación no cambia
En la radiografía de las generales en la comunidad autónoma, solo hay un porcentaje que se parece al de 2011, y además mucho: el de la participación. Entonces fue del 73,91% y ahora, del 73,83%, o sea, casi idéntica.
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Tras todos estos números lo que hay son nombres, los de los diputados que representarán a la comunidad autónoma en el Congreso. Por el PSOE serán Patricia Sierra, Ignacio Sánchez Amor y Marisol Pérez por Badajoz, más Pilar Lucio y César Ramos por Cáceres. Por el PP, Teresa Angulo, Alejandro Ramírez del Molino, Carlos Floriano y Dolores Marcos. Y por Podemos, la mencionada Amparo Botejara. Cerca se ha quedado de entrar en el grupo José Antonio García Ramos, candidato de Ciudadanos por Badajoz.
Ahí, en la provincia pacense, es donde se ha fraguado la victoria socialista de ayer, ya que en la de Cáceres, el partido que más adhesiones alcanza es el PP. Esto mismo ya sucedió en los comicios autonómicos del pasado mes de mayo, aunque entonces de forma más ajustada que ahora. Entonces, los populares sumaron un 0,2% más de apoyos que los socialistas, mientras que ayer, se impusieron con más de un punto de diferencia.
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Que no ocurra lo mismo en las generales que en las autonómicas es una norma en la región. En citas como la de ayer, la historia dice que los dos grandes partidos logran en la comunidad autónoma un porcentaje de votos superior al obtenido en el conjunto de la nación. Y esto ha vuelto a repetirse. Y de forma aún más marcada que en los últimos años: ayer, el PSOE logró en la comunidad un porcentaje de apoyos superior en un 14% al obtenido a escala nacional, y el del PP fue un 6 por ciento mejor.
Este mismo dato no se puede buscar para los partidos que lideran Pablo Iglesias y Albert Rivera, porque hace cuatro años no existían. La única comparación posible es con lo que ocurrió hace unos meses, en mayo, cuando se elegía a los alcaldes y al presidente de la Junta. Entonces, Podemos sumó el 8 por ciento de los votos y Ciudadanos el 4,4. Ayer alcanzaron el 12,6 y el 11,4 respectivamente. La traducción es que tienen en la comunidad autónoma menos tirón que en el país, al contrario de lo que sucede con los dos grandes partidos. Y esto es especialmente marcado en el caso de Ciudadanos, ya que el partido de Albert Rivera logra ahora casi tres veces más adhesiones que en mayo.
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Aún así, se queda sin diputado por Extremadura. Son las particularidades de la ley dHont: los 27.800 apoyos de mayo en la región le sirvieron para conseguir un diputado regional y los 73.509 votos (al 99,94% del escrutinio) de ahora le dejan sin representante extremeño en Madrid. A Podemos, sin embargo, sus 81.713 votos le sirven para quitarle al PP uno de los dos representantes que pierde en la provincia de Badajoz. El otro se lo roba el PSOE, de manera que se produce el vuelco: del 6-4 favorable a los populares de hace cuatro años se pasa ahora al 5-4 para los socialistas. En Cáceres, por contra, nada se mueve y se mantiene el tradicional empate a dos.
Caídas respecto a mayo
En la comparativa con lo que ocurrió el pasado mes de mayo, el PP se deja casi 11.000 votos y el PSOE más de 31.000. Son caídas del 4,5% y el 12%, respectivamente. Esto supone una novedad. Hasta ahora, la norma era que los populares lograran más votos en las generales que en las autonómicas, al revés que los socialistas. Esta vez, se ha mantenido la norma en el PSOE, de manera que Pedro Sánchez no alcanza el porcentaje de votos que logró Guillermo Fernández Vara. Pero sucede al contrario de lo habitual en las filas rivales, donde Mariano Rajoy logra una tasa de apoyos inferior a la que consiguió José Antonio Monago en las elecciones que perdió hace siete meses.
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La lectura en clave regional de los datos de ayer permite varias conclusiones. La primera, ya mencionada: los dos nuevos partidos obtienen mucho mejores resultados a escala nacional que regional. Podemos suma ahora 30.000 votos más que en las autonómicas de mayo, y en Ciudadanos, la diferencia es mucho mayor: 45.000 más ahora. La segunda es que los dos partidos históricos vuelven a obtener mejores resultados en la región que en el conjunto del país. Y de forma más acusada. Y una tercera lectura posible es la caída de Izquierda Unida y el descalabro de Unión, Progreso y Democracia, al que se podría añadir la subida del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal.
Es la nueva realidad política de España tras las duodécimas elecciones generales de la democracia, que también dejaron la victoria del PP en el Senado. En esta cámara, también hay novedades para Extremadura, ya que se vuelve al equilibrio de fuerzas. Hace cuatro años, el Partido Popular logró seis representes y dos el Partido Socialista. Ahora se recupera el empate: cuatro a cuatro. No consiguen representación los partidos emergentes, a diferencia de lo que ocurre en los comicios para elegir a los miembros del Congreso de los Diputados, donde la incógnita fundamental, el nombre del próximo presidente del Gobierno, no se despejó ayer. Esa es otra historia, de la que quedan, seguro, varios capítulos por escribir.
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