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Liberbank Informa: Consejos prácticos para atender mejor las finanzas.
PPLL
Jueves, 18 de agosto 2016, 09:48
LA LETRA PEQUEÑA (O NO TAN PEQUEÑA) DE LOS ANUNCIOS DE TELEVISIÓN
A veces, sencillamente, no somos capaces de entenderlo: fórmulas complejas, frases que pasan a toda velocidad y otros datos y conceptos que contiene la publicidad y son de difícil lectura o comprensión o nos aparecen también después, cuando leemos las condiciones de un producto bancario.
Sin embargo, tal y como señala la normativa, toda la publicidad de las entidades de crédito referida a los servicios bancarios deberá ser clara, objetiva y no engañosa. Así lo prevé una Orden Ministerial y el supervisor bancario se encarga de regular y controlar que este extremo sea cumplido por las entidades. Desde 2013, por ejemplo, y siguiendo con esta premisa, la letra de los contratos bancarios no debe tener una altura menor de 1,5 milímetros y esa es solo una de las nuevas reglas definidas por el Banco de España que las entidades de crédito deben aplicar a la hora de vender sus productos. El objetivo es proteger a los clientes.
Aunque parezca una imposibilidad metafísica, puede afirmarse sin ninguna duda que informar de este cálculo, además de ser obligatorio para la entidad bancaria, es una manera clara, objetiva y no engañosa de dar a conocer las características de un producto. En efecto, a veces es así, complejo, y no puede simplificarse. En este caso, cumpliendo con la normativa, esta fórmula que se ve en muchos productos bancarios deja claro el cálculo que se hace de tasas o tipos de interés y además se concreta y detalla en los contratos explicando el significado de cada variable.
En otras ocasiones, que en lugar de encontrarnos con signos desconocidos para los profanos en finanzas o matemáticas financieras, lo que es muy normal, nos encontramos con anuncios en televisión en los que una frase con letra pequeña cruza a gran velocidad por la pantalla y no es posible enterarse de nada. El caso es que, aunque pasara más despacio y el carácter fuera de mayor tamaño y ya legible, la sensación que nos queda es la de ser conscientes de que hay algo más del producto ofrecido que no hemos llegado a conocer o entender.
Por ello, en este artículo, vamos a analizar qué significa esto que aparece en la letra pequeña y cómo puede ayudarnos a la hora de elegir un producto concreto, bien sea un depósito, un préstamo o un seguro, como el de la casa o el coche.
Concretamente, vamos a explicar las famosas siglas TAE, TIN y palabras como interés, para conocer qué significado tienen y qué herramientas disponemos para hacer consultas sobre ello. Desglosamos cada término y lo vemos con algunos ejemplos, para hacer más fácil lo difícil en apariencia y conseguir entenderlo.
En primer lugar, ¿qué significa TAE? Las siglas TAE corresponden a Tasa Anual Equivalente o Tasa Anual Efectiva y es lo que más aparece en todos estos anuncios, especialmente en los de bancos. Se trata de un indicador o comparador que nos puede ayudar a saber el interés al cual el banco pone el préstamo o, por otro lado, la rentabilidad que podemos obtener al depositar nuestro dinero, es decir, el coste o rendimiento de un producto financiero. La palabra efectiva viene a decir que incluye gastos y comisiones, algo que diferencia a esta Tasa del Tipo de Interés Nominal, conocido como TIN, que no los incluye y es el Tipo de Interés Nominal (anual).
El Banco de España ayuda a descubrir, de un modo sencillo a través de simuladores, qué producto puede darnos más rentabilidad de nuestro dinero en un depósito a plazo fijo o, en caso de solicitar un préstamo, qué tasa o coste en definitiva (incluidos intereses, otros gastos y comisiones) tienen en realidad cada oferta del mercado para poder hacer comparaciones. Se trata de un simulador en este enlace http://www.bde.es/clientebanca para calcular la TAE (en nuestra fórmula X es la TAE) y, de forma sencilla, metiendo las condiciones que nos ofrecen, como el tipo de interés anual, el plazo de amortización, las comisiones y el número de pagos, nos informa de esta Tasa resultante que es ya un dato contrastable y valorable en relación a otros productos similares del mercado. De esta forma tomaremos la decisión más y mejor informados. Basta con entrar en el apartado de simuladores del Portal del Cliente Bancario del Banco de España.
Así, observamos que si el capital inicial es de 10.000 euros, con un gasto de origen o constitución de 100 euros, al 5 por ciento TIN, para un período anual y un plazo de amortización de 10 años, la TAE nos da como resultado 5,34 por ciento.
La TAE es un comparador de interés compuesto, lo que significa que si lo hacemos, por ejemplo, por un periodo mensual, lo que nos dé mes a mes se presupone reinvertido cada mes. Se calcula, por tanto, considerando la reinversión de los intereses, por lo que los intereses de un periodo incluyen en su cálculo tanto el capital como los intereses obtenidos en periodos anteriores. Así, cuanto más se fraccione el pago, más alta saldrá esta tasa. Es decir, si yo pongo 100 euros de capital, a un interés del 5 por ciento por un mes, al finalizar el mes tendré 105 euros y el mes siguiente, debe calcularse el interés a partir de 105 euros. Esto es la capitalización compuesta. Sin embargo, si el pago una vez al año, cuando no hay otros gastos ni comisiones, coincidirán TAE y TIN.
Explicado esto, podemos comprender por qué no siempre es mejor un TIN mayor, por ejemplo, en un depósito, pues habrá que tener en cuenta también la TAE.
Ya podemos comprender que sin otros gastos, ni comisiones, el TIN (anual), será siempre inferior a la TAE cuando hacemos varias liquidaciones al año. Veamos otro ejemplo: contratamos un depósito con un TIN (anual) de un 5 por ciento por un periodo de seis meses para una cantidad de 10.000 euros. El interés me lo darán todos los meses, durante ese plazo. La TAE, calculada en la fórmula, es el 5,11%, es mayor porque ha supuesto la reinversión mes a mes, de los intereses mensuales brutos obtenidos (41.66 euros), siendo 250 euros los totales.
Aun cuando esa reinversión de intereses no sea real, como en nuestro ejemplo del depósito, es útil conocer este dato (TAE) para poder comparar distintas ofertas y tomar una decisión informada. Por ello, en la publicidad de los productos bancarios hay que tener en cuenta tanto el TIN como la TAE y otras condiciones que nos informan, como el periodo de tiempo en el que se mantienen estos o con qué criterios o índices pueden variar a lo largo del plazo a contratar.
En definitiva, si en aquello que nos ofrecen hay letra pequeña o cuestiones complejas que no comprendemos bien, además de analizarlo, no debemos olvidar hacer cuantas consultas sean necesarias para comprender bien el producto.
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