«Tenemos que parar entre todos este frenazo educativo»
Protagonistas del coronavirus ·
Nina Bañegil, directora del colegio público de Arroyo de la Luz | Esta profesora de Inglés fue la última en abrir las dependencias del centro educativo arroyano antes de que empezaran a desinfectarloÁLVARO RUBIO
Arroyo de la Luz
Miércoles, 1 de abril 2020, 09:13
Nina Bañegil es profesora de Inglés y está desde hace ocho años al frente del colegio público Nuestra Señora de la Luz de Arroyo de la Luz, el pueblo de Extremadura al que más ha golpeado el coronavirus. Su alumnos, al igual que el resto de extremeños, no pueden aprender en sus aulas desde que el Gobierno central decretó el estado de alarma. Sin embargo, los 30 profesionales que forman parte de este centro no han parado de trabajar desde que su día a día, el que conocían hasta ahora, cambió por completo. «Tenemos que parar entre todos este frenazo educativo», afirma Nina al otro lado del teléfono.
Matiza que se debe hacer con mesura y lanza un llamamiento a la calma. «Tanto los docentes como las familias tenemos que tener en cuenta que esto es una situación excepcional», añade.
Ella fue consciente desde el momento que se enfrentó a una de las situaciones más complicadas que recuerda en mucho tiempo. El 17 de marzo tuvo que acercarse al colegio para abrir algunas dependencias porque una empresa contratada por el Ayuntamiento iba a empezar a desinfectar los espacios donde hasta hace muy poco gritaban, lloraban, reían y, en definitiva, aprendían 300 alumnos. «Nunca pensé que el silencio pudiera doler tanto», reconoce. «Los profesores estamos acostumbrados al bullicio y se echa mucho de menos el calor humano y que te cuenten sus historias. También sus risas y sus abrazos».
Se sincera desde el despacho de su casa. «La gente se ha mentalizado de que la jornada de trabajo empieza temprano. Todos nos conectamos 'online' según las normas que va dictando la Consejería de Educación», comenta Nina. Admite que «la plataforma Rayuela se ha colapsado en algunas ocasiones».
Ante eso pide tranquilidad. «Que la gente no se agobie, que estamos trabajando y los equipos directivos siguen haciendo tareas». Según cuenta, el viernes, 20 de marzo, los docentes tuvieron que enviar a la Consejería de Educación las adecuaciones de las programaciones didácticas para que la inspección diera el visto bueno.
«Tuve que abrir el colegio para que lo desinfectaran; nunca pensé que el silencio doliera tanto» Último día en las aulas
Además, los profesionales del colegio han tirado de imaginación para hacer más llevadero el encierro. «Hemos hecho una carta para concienciar a los padres. Eso fue antes de estar aislados. También hemos mandado una infografía para sobrellevar el día a día y un vídeo en el que explicamos que permanecemos en casa y estamos bien», cuenta Nina.
«Es complicado llevar a cabo un programa educativo en esta situación. Explicar gramática inglesa sin que los alumnos me vean la cara y yo se la pueda ver a ellos no es fácil», confiesa. Por eso está optando por que mantengan todo lo que ya han aprendido y adelantarles aquellos aspectos que sabe que van a poder entender.
Ella también se ha ofrecido al Ayuntamiento arroyano para comunicarles que si necesitan ayuda está a su disposición. Lo cuenta antes de confesar que se muestra orgullosa de su pueblo. «Están demostrando que son conscientes de la situación. Los vecinos están cumpliendo las medidas puestas en marcha por el aislamiento y el decreto de alarma. Por lo general no se ve a nadie por la calle y en los supermercados se respeta la distancia. Nos lo estamos tomando muy en serio».
Lo que no ha perdido esta profesora es el sentido del humor. «Al principio de esto me hubiera gustado que alguien me organizase una agenda de aplausos porque había momentos en los que no sabíamos a qué hora salir a nuestros balcones para apoyar a la gente que hace esto más llevadero», comenta entre risas.
Para seguir con un buen estado emocional, Nina recomienda a los ciudadanos que mantengan la mente ocupada y no caigan en la rutina. «Hay gente que está descubriendo habilidades que no tenían», comenta. «Hay que aprovechar para charlar con la familia y descubrir todos los valores que tenemos unos y otros».
No se olvida de dar las gracias al Ayuntamiento arroyano, a los sanitarios, a los trabajadores de supermercados, a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y a los periodistas, entre otros profesionales. «Yo me puedo permitir no salir pero hay gente que cada día tiene algo que hacer en la calle para ayudar ante esta situación», añade.
Ella ya sabe qué es lo primero que hará cuando esta crisis acabe. «El día que nos podamos acercar a los demás voy a proponer a todos mis compañeros que nos demos un abrazo colectivo».
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