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La nave de Pablo Jesús Salado está justo detrás de la línea que delimita el aislamiento de Arroyo de la Luz CEDIDA

Vecinos de Arroyo se quejan de que la Guardia Civil les prohíbe utilizar el camino más corto para dar de comer a sus animales

«Un camino que podría hacer en diez minutos a pie se convierte en 20 minutos y en coche», señala el arroyano Pablo Jesús Salado

ana isabel padilla

Viernes, 20 de marzo 2020, 17:41

Desde el pasado 13 de marzo, Arroyo de la Luz está aislada debido a la díficil situación que la ha puesto el coronavirus, que se ha cobrado ya la vida de cuatro vecinos. Las autoridades decidieron adoptar la medida de aislamiento social para tratar «superar la difícil situación en el menor tiempo posible».

Pero el aislamiento produce trastornos en los quehaceres más diversos. Por ejemplo, en la atención a los animales que se encuentran en fincas alrededor de la localidad. Uno de los que sufren estos trastornos es el vecino Pablo Jesús Salado Carrero, quien ha manifestado a HOY Arroyo de la Luz que la situación les está causando perjuicios. Este arroyano tiene 3 caballos en una cerca de la localidad, precisamente situada a escasos metros detrás de la barricada que delimita la zona aislada de la que no lo está.

Pablo Jesús Salado, que necesita llevar agua y comida a sus animales, denuncia que al intentar acercarse a su terreno, la Guardia Civil le informó que si pasaba la barricada sería multado. Él puede llegar hasta sus terrenos, pero a costa de un gran rodeo: tiene que salir por el tanatorio, donde las autoridades piden la documentación, y recorrer la carretera de Navas del Madroño hasta la ermita. En la ermita tiene que coger el camino de vuelta al pueblo, el mismo que está cortado, y llegar hasta la finca, a escasos metros de la línea de delimitación, abastecer a los caballos y volver a hacer el camino de vuelta.

«Un camino que podría hacer en 10 minutos a pie, se convierte en 20 minutos en coche. Y eso para los que tienen coche, porque hay gente que no lo tiene y tendría que hacerlo andando», sentencia este vecino.

Pablo Jesús afirma que su caso no es único, y que otra vecina de la localidad, que tiene otro terreno en la misma zona, fue multada por las autoridades al saltarse la barrera de delimitación para entrar en su cerca y atender a los animales. Así como otros vecinos que tienen que «saltarse» la restricción e ir en bicicleta hasta sus fincas para poder hacer los trabajos diarios.

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